... y la mía empieza en Santiago de Compostela. Con una maleta sin hacer y pocas ganas de despedirme de la gente. Con la ilusión de pasar un año valiéndome por mí misma y la congoja de dejar atrás a la gente a la que quiero. Es curiosa la vorágine de sentimientos que acechan a un futuro Erasmus. Por una parte estás deseando llegar a la ciudad de destino, y por otra desearías poder trasladar toda tu vida intacta hasta allí, aunque eso sea imposible.
Pero el tictac del reloj sigue sonando, y tu tiempo en tu hogar se termina. Es la hora de coger las maletas, subirse a un avión y enfrentarse a lo desconocido. A otras culturas, a otras formas de pensar. A otras formas de vivir. Y de algún modo, te sientes por fin verdaderamente independiente. De repente, eres libre.
Y eso es lo que da miedo.
1 comentario:
Es tiempo de buscar sitios para llevar a tu novio a comer rico!
Te quiero! :***
Publicar un comentario